D019 Justicia y Paz en Ucrania
La Iglesia Episcopal tiene la obligación moral de denunciar la injusticia y la violencia en cualquier lugar en que se produzcan. Hebreos 12:14 es uno de los innumerables versículos de las Escrituras que nos recuerdan el llamado de Dios a la creación para vivir en paz con todos y respetar la dignidad de cada ser humano. Lamentablemente, hemos visto cómo la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania se ha desarrollado con un gran desprecio por las vidas humanas, y está bien documentado que la Federación Rusa ha cometido graves crímenes de guerra, como el ataque deliberado contra civiles, el secuestro y traslado de familias y niños ucranianos de sus hogares en Ucrania a Rusia contra su voluntad, la tortura y los malos tratos a niños, la violencia sexual, el reclutamiento forzoso y el saqueo.
Como Iglesia, tenemos un importante papel que desempeñar como pacificadores en nuestro mundo. Nuestro papel es aún más importante a la hora de denunciar estos crímenes de guerra, ya que la Iglesia Ortodoxa Rusa ha utilizado la justificación teológica para la guerra en Ucrania, ha apoyado con entusiasmo la guerra de agresión de Putin y no ha condenado los crímenes de guerra de Rusia en Ucrania.
Es vital que hagamos lo que nos corresponde como fuerzas de paz para denunciar estos crímenes de guerra e instar al respeto del Derecho Internacional y a una paz justa que reconozca los derechos y respete la dignidad del pueblo de Ucrania.
Explicación
La Iglesia Episcopal tiene la obligación moral de denunciar la injusticia y la violencia en cualquier lugar en que se produzcan. Hebreos 12:14 es uno de los innumerables versículos de las Escrituras que nos recuerdan el llamado de Dios a la creación para vivir en paz con todos y respetar la dignidad de cada ser humano. Lamentablemente, hemos visto cómo la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania se ha desarrollado con un gran desprecio por las vidas humanas, y está bien documentado que la Federación Rusa ha cometido graves crímenes de guerra, como el ataque deliberado contra civiles, el secuestro y traslado de familias y niños ucranianos de sus hogares en Ucrania a Rusia contra su voluntad, la tortura y los malos tratos a niños, la violencia sexual, el reclutamiento forzoso y el saqueo.
Como Iglesia, tenemos un importante papel que desempeñar como pacificadores en nuestro mundo. Nuestro papel es aún más importante a la hora de denunciar estos crímenes de guerra, ya que la Iglesia Ortodoxa Rusa ha utilizado la justificación teológica para la guerra en Ucrania, ha apoyado con entusiasmo la guerra de agresión de Putin y no ha condenado los crímenes de guerra de Rusia en Ucrania.
Es vital que hagamos lo que nos corresponde como fuerzas de paz para denunciar estos crímenes de guerra e instar al respeto del Derecho Internacional y a una paz justa que reconozca los derechos y respete la dignidad del pueblo de Ucrania.